Los «demasiado grandes para caer»
Hace unas semanas, los bancos españoles Santander y BBVA fueron incluidos en la lista de las treinta Entidades financieras demasiado grandes para caer, constituyendo dos de las Entidades con Riesgo sistémico. En este contexto definimos el Riesgo sistémico, como aquel cuyo acaecimiento (quiebra de una de las entidades constitutivas del mismo) puede producir graves perjuicios al funcionamiento del sistema financiero internacional.
Esta concepción del riesgo es nueva, y aunque desde el siglo XVI se financiaban operaciones internacionales, no ha tenido tanta importancia relativa como en la época actual con la globalización financiera. En un mundo cada vez más interconectado, el efecto contagio de unas entidades a otras es capaz de cruzar continentes, mercados y sectores, no quedando nadie a salvo de esta nueva situación global.
Todos conocemos los beneficios de poseer grandes entidades bancarias y de seguros, puesto que la solvencia es una función exponencial del tamaño, teniendo mucha más fortaleza financiera a medida que se concentran los recursos. Pero no todo va a ser bondades. Una mala gestión, una estrategia no correctamente diseñada o la concentración y/o exposición en/a determinados sectores económicos y negocios puede provocar el riesgo que analizamos aquí.
En épocas pasadas, los Estados tenían un potencial reactivo muy superior al de cualquier Entidad financiera e incluso a varias, pero con los procesos de fusiones, adquisiciones, compras y escisiones, se han ido perfilando Entidades de tal tamaño, que en caso de enfermar puede generar la quiebra del sistema, no siendo capaz el brazo de “Papá Estado” de ganar el pulso que siempre ha ganado.
Fuente: Elblogsalmon.com