No más de 15 años
Entenderéis el título de este artículo al finalizar su lectura. No tengáis prisa.
Empezaremos por la raíz de todo este cacao en el que hoy estamos metidos. El problema se remonta incluso antes de la llamada crisis de las hipotecas subprime, las llamadas hipotecas basura, y la simpática y sencilla teoría de la crisis ninja de Don Leopoldo Abadía. (Quien no haya leído su libro, que vea su explicación. Es de partirse.)
El mío, como el de Don Leopoldo, es un análisis MUY simplista (y de hecho no pretende ser otra cosa), pero da la casualidad que mientras más simple se plantea el problema, más sencilla resulta la respuesta. Pues bien, mejor lo veréis con un ejemplo:
– Soy un feliz promotor en una época de bonanza en donde todo el monte es orégano. Como muchos otros compañeros del colegio, me lanzo a la aventura de construir y vender ¡viva el ladrillo!
– Compro un suelito por 100.000 €
– Construyo con otros 100.000 €
– Y como todo buen empresario me dispongo a ganar un 50% de beneficio sobre mi inversión (relativa), ya que en gran medida he realizado la obra con el dinero del banco, pero bueno, eso son otros lópez…., Sigamos
– Pongo el chalecito a la venta y hago el cálculo de la hipoteca que tendría que pagar mi comprador. Le sale una cuota fácil de pagar en 20 años.
– Y aquí viene lo bueno; Mis vecinos (también promotores) están vendiendo con facilidad casas como la mía por la misma cuota hipotecaria pero con un vencimiento de 25 años. Ya a algún “genio” se le ha ocurrido la feliz idea de jugar con los importes relativos y los absolutos.
– Me explico, el dichoso “genio” tuvo que haber aparecido en una de esos almuerzos entre el del banco y el afamado promotor. Después de una copiosa comida y ya en la sobremesa, con unas copas de más y el puro en la boca, dice uno en broma ¿Qué tal si dejamos la misma cuota pero subimos los años en los que el tío paga? Y el otro lanza un grito ¡Joder, eres un puto genio! Eso me hará ganar más dinero a mí y tu banco lo tendrá cogido por los cojones otros 5 años más. ¡Jó, hay que repetir estas comidas!
– Ni cortos ni perezosos, lo que fue un comentario de coña sin sentido, se llevó a realidad en la escritura de venta.
– Enseguida vino la pregunta obligada: ¿y si lo pusiéramos a 30 años?
– Luego, vino 35
– Más tarde, 40 años
– Y alguna entidad se atrevió ya con los 45 años
– Por aquel entonces el suelo, y el ladrillo edificado encima habían perdido toda conexión con su valor real. La especulación campaba a sus anchas.
– La gente hablaba de una tal burbuja inmobiliaria. Pero nadie conocía personalmente a dicha señorita. Hasta que se presentó en casa, y sin avisar dijo: Hola soy la señorita Burbuja y vengo a deciros que ¡PLUUUUUFFF!
– Millones de ojos perplejos vieron disolverse de la noche a la mañana la ilusión de un mundo idílico que no tenía por qué haber acabado.
– Coño, decía la vecina del segundo, si es que hasta los particulares se han convertido ya en “inversores”. Comprando segunda residencia sobre plano para luego venderla a un tercero por un precio mayor y sacarle un buen tajo. ¡Que se joda el último! Decían
– Pues bien, el “último” hoy somos todos
Moraleja: NADA que tardemos en pagar más de 15 años vale la pena comprarlo. Primero, porque gran parte del precio que pagáramos sería meramente especulativo (calculad el precio por capitalización de rentas y veréis) y lo segundo, y MAS importante aún si cabe es que NO es de recibo ser esclavo de tu hipoteca ni destinar el fruto de nuestro esfuerzo y trabajo para terminar viendo pagada la hipoteca a los 60 ó 70 años de edad. Hay una máxima: deberíamos saber disfrutar de nuestro tiempo (la vida es demasiado corta).
Manuel González
CEO de subastaFACIL
* PD: Perdonad el lenguaje soez utilizado en mi interpretación del “genio de la botella” pero me pareció más creíble escribir lo que sin duda salió de su boca en ese momento de éxtasis.